Amanece y de nuevo parece que se me olvidó anoche cerrar la persiana del todo, no queda nada para desayunar y no tengo ganas de bajar a comprar, es más no tengo ganas ni de abrir los ojos...creo que me quedaré así un rato.
- Ray...aparta, me voy a caer de la cama si no me dejas sitio.
Le he consentido tanto que ahora se ha hecho dueño de mi cama, pero supongo que merece la pena dormir con el, así no parece la cama tan grande, ha crecido más de lo que pensaba...
Hoy es uno de esos días en los que años atrás hubiera recibido con una sonrisa. Hace sol y calor, es genial para coger las cosas de playa, Ray e irme a dar un baño, dejar atrás los malos pensamientos y relajarme. Ni los exámenes deberían fastidiarme éste día.
Pero mejor no, creo que me quedaré aquí, sin hacer nada. Si acaso intentaré leer algún fragmento del libro que desde hace 5 meses aguarda en mi mesita de noche a ser leído y que no he abierto aún por miedo a no saber lo que me puedo encontrar. Se que aunque hables de tu vida, no habrá ni una frase escrita sobre mi, está claro.
¿Quién va a querer hablar en su biografía de una de sus amantes? Eso es políticamente incorrecto y tú...tú eres demasiado correcto fuera de la intimidad, te gusta demasiado aparentar, eres igual que mi padre. ¿Como no me dí cuenta antes?
Tú y él sois iguales, egoístas, cabezones, autoritarios. Siempre he ido huyendo de la figura de mi padre y pensaba que lo estaba haciendo bien hasta que me encontré contigo. Me engañaste...sabes muy bien fingir para conseguir lo que quieres. Creo sinceramente, que me dí cuenta demasiado tarde, pero lo bueno es que no suelo tropezar en la misma piedra dos veces.
La verdad es que no se que hago ni siquiera pensando en ti, creo que es hora de irse.
- ¿Ray, quieres ir a la playa?
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